Telares de odio
/ Por Residentes Ceuta
/ Un relato de aversión y de enemistad contrario a la razón
Lo sucedido esta semana en ambas fronteras a colación con el asunto de la aduana comercial ha dado mucho para escribir y para hablar.
Residentes, a sabiendas de cómo las juzgan algunos medios y algunos periodistas, optó por no participar. Sin embargo, la insistencia de algunos profesionales nos empujó a fijar una posición, que no es otra que la de la propia objetividad.
Un análisis de todo lo que se ha escrito, sobre todo por aquellos medios y periodistas ya conocidos por su hostilidad y falta de empatía hacia Marruecos, delatan una estructura literaria que tiene como único fin demonizar al país vecino y a quienes pretenden decir las cosas sin ambigüedades.
El odio se ha consolidado como medio de presión y ha sustituido los principios de objetividad y de veracidad que deben primar en la profesión periodística. En Ceuta, por ejemplo, existen “periodistas” que han perdido toda credibilidad informativa. Sus ataques e insinuaciones sobre la capacidad y volumen de nuestra entidad reflejan sentimientos contrarios a los principios más básicos de buena crianza periodística.
Residentes ni tiene peso ni es minúscula. Residentes no es nada de eso. Una simple idea que buscó mejorar las condiciones presentes y futuras de Ceuta mediante un diálogo sincero, de modo que las fronteras no fueran un obstáculo y sí un motivo de nuevas oportunidades para todos. El tiempo ha demostrado que eso es del todo imposible, pero no porque Marruecos diga no, sino porque en Ceuta existen estamentos promovidos por personas con mentalidad herrumbrosa y de claro signo colonial.
Leer a Cembrero es como leer al padre de los estigmas. Escuchar al presidente de Melilla y a todos esos “analistas de postín” es como adentrarse en bosque lúgubre y sin sombras. Nada nuevo en esa dimensión de sentimientos reaccionarios.
Residentes no es de nadie, ni sigue las pautas de nadie. Es libre e independiente. Y por mucho odio que destilen esas plumas mercenarias mantendremos una postura objetiva y sin faltar a la verdad. No estamos de acuerdo con ese relato de rechazo y de inquina hacia Marruecos, y no porque Marruecos nos dé o deje de dar, tampoco porque compartamos sus ideas y posicionamientos políticos o cualesquiera otros, no, no es por eso, es porque entendemos que el relato fabricado no se ajusta a la realidad ni a una mínima verdad.
Lo acontecido esta semana en la frontera vuelve a demonizar a un país que no trae cuentas con lo que pasa y se vive en la ciudad. El relato vuelve a aparecer y lo consigna como vecino maligno, es el estribillo de siempre, un cartucho que cada vez vale menos. La realidad es otra, no aquella que fabrican en sus propios telares quienes tienen como única trama los hilos de la enemistad, la aversión y el desprecio.
La vuelta del vehículo trajo consigo improperios de todo tipo. Sin embargo, nadie de los que tanto hablan y tanto escriben se han preguntado si Marruecos sabía de la llegada de esa furgoneta.