![Ghana_ropa_rapida Foto Kevin McElvaney Greenpeace](/asset/thumbnail,992,558,center,center/media/redceuta/images/2025/01/28/2025012810315885528.jpg)
Quizás alguna vez te hayas preguntado qué pasa con tus prendas cuando las dejas en los contenedores de ropa usada que prometen darle una segunda vida a la ropa que ya no quieres. Una cosa es bien clara: nuestra ropa pocas veces tiene una segunda vida. Además, el volumen es tan grande que supone un grave problema medioambiental y social cada vez mayor.
Disponer de contenedores de ropa cada vez es más fácil, así podemos liberarnos de ella tranquilamente y sin remordimientos, aunque esté en perfectas condiciones de uso o lleve menos de un año en nuestro armario. Con ello, podremos volver a comprar y comprar alimentando el círculo una y otra vez, engrosando un negocio redondo bajo la etiqueta de una supuesta economía circular que tanto promulgan las marcas.
![Playa repleta de prendas de ropa desechada en Weija (Ghana). Foto Greenpeace 2023](/media/redceuta/images/2025/01/28/2025012810322991161.jpg)
La realidad es que actualmente no existe una economía circular que pueda sostener este modelo desaforado de comprar y tirar. Los impactos de la industria de la moda rápida son muchos. Tanto es así que la Confederación Europea de Industrias de Reciclaje ha advertido que la reutilización y el reciclaje de textiles en Europa está al borde del colapso.
Un Informe de la Agencia Europea del Medioambiente de 2024 informa que en 2020 la Unión Europea generó 6,95 millones de toneladas de residuos textiles, unos 16 kg por persona. De ellos, solo 4,4 kg (entre doméstico e industrial) se recogieron por separado para su potencial reutilización y reciclaje. 11,6 kg acabaron en residuos domésticos mixtos, es decir, en la basura. España rebasa la media en la generación de residuos textiles: superamos los 20 kg por persona y año, en cambio tan solo recogemos selectivamente 2,1 kg por persona y año, y la recuperación se reduce a tan solo el 4% de nuestros residuos textiles.
Los datos son preocupantes:
- En las últimas dos décadas se ha triplicado la exportación de ropa usada desde la UE: desde 550.000 toneladas en 2000 hasta casi 1,7 millones en 2019
- Se calcula que un 80% de los residuos textiles que se recogen selectivamente en los Estados miembros se dirigen a la exportación fuera de la UE.
- El 89% de los textiles están fabricados con plástico que no se biodegrada y acabará descomponiéndose en microplásticos.
Su destino final es incierto y la idea de que dejar nuestra ropa en un contenedor “le da una segunda vida” y ayuda a personas necesitadas no se corresponde normalmente con la realidad.
Gran parte de estos residuos textiles disfrazados de ropa de segunda mano se exporta a África Oriental. Un claro ejemplo es Kenia, donde entre el 30% y el 40% de la ropa usada que reciben es de tan mala calidad que prácticamente no sirve para nada. No se puede vender y se convierte en residuos textiles que muchas veces acaban en vertederos sin recibir un tratamiento adecuado.
Dado que no existe infraestructura para eliminar estas enormes cantidades de residuos textiles y los vertederos oficiales están desbordados y los residuos se arrojan en cualquier parte.
A veces se vierten a lo largo de los ríos o en las inmediaciones de las poblaciones, son utilizados como combustible o, simplemente, quemados a cielo abierto, contaminando el aire con sustancias químicas peligrosas con propiedades carcinógenas, mutágenas y tóxicas para la reproducción. Esto tiene un gran impacto en la salud de las personas que viven cerca y en el medio natural.
Los tejidos sintéticos pueden tardar decenas de años en biodegradarse. Además, muchas prendas contienen productos químicos peligrosos que se utilizan durante el proceso de producción que pueden afectar gravemente al medioambiente. En definitiva: producimos demasiada ropa y generamos un problema que, en buena medida, pagan las personas más vulnerables y el planeta.
Visiona el vídeo La trampa del “reciclaje” de la moda, de Greenpeace donde podrás ver las consecuencias de esta basura textil en los países receptores.