Uno de los problemas más alarmantes del IES Dos Mares es la ausencia de rutas de evacuación adecuadas en la primera y segunda planta del edificio. En caso de incendio, la falta de salidas, tendría consecuencias catastróficas; los pasillos estrechos y la inexistencia de escaleras de emergencia plantean serias preocupaciones que no se están teniendo en cuenta.
Todo ocurre a pesar de las regulaciones vigentes que exigen inspecciones regulares y la implementación de medidas de seguridad. Las auditorias de seguridad, que deberían ser rutinarias, no se están llevando a cabo.
Es increíble que en pleno siglo XXI tengamos que preocuparnos por la seguridad básica de nuestros hijos en los institutos. Y me parece inaceptable que los docentes del centro no hayan solicitado de forma urgente una revisión exhaustiva de las instalaciones para asegurar que se cumpla la normativa.
A todo esto, le añadimos un problema crítico, como es la falta de formación específica para el personal encargado de la prevención de riesgos de los centros educativos, que recae sobre profesores que carecen de los conocimientos necesarios sobre procedimientos de emergencias. Es muy difícil garantizar que las medidas de seguridad se apliquen correctamente.
Los protocolos actuales, en muchos casos no reflejan las necesidades reales y específicas de cada institución. Esto incluye rutas de evacuación mal planificadas, falta de simulacros regulares y aquellos que se llevan a cabo no sirven para nada, por no tener unos procedimientos claros para poder actuar en diferentes tipos de emergencia. Sin protocolos adaptados y revisados periódicamente, la capacidad de respuesta ante una situación crítica se vería comprometida. Por ello es necesario abordar estas deficiencias implementando auditorías externas realizadas por expertos en seguridad. Estas identificarían fallas específicas en los planes actuales y ofrecerían recomendaciones concretas para mejorar la seguridad de estos centros educativos.
Es crucial desarrollar programas de capacitación continua para el personal docente y administrativo. Los cuales deben incluir simulacros regulares y reales, asegurando que todos supieran actuar eficazmente en caso de una crisis.
La seguridad en los centros educativos de nuestra Región debe ser una prioridad absoluta de los que gobiernan. Asegurando que existe personal cualificado (que no lo hay). Comprobando que cuentan con salidas y puertas de emergencia en caso de incendio o de seísmo y protocolos adecuados a las necesidades de cada instituto. La Comunidad Autónoma es la responsable directa de comprobar de primera mano si los centros donde estudian nuestros hijos son aptos o no y si no lo son, tomar las decisiones pertinentes para que lo sean. De lo contrario, cerrar sus puertas hasta que sean seguros para trabajadores y alumnos.